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Cuando todo tiembla, ¿dónde me afirmo?

Hay momentos en que todo parece tambalear: la salud, los vínculos, el trabajo, la fe. Como si el suelo que pisamos se volviera incierto. En esos tiempos, la pregunta no es cómo evitar el temblor, sino dónde afirmarse para atravesarlo sin perder el sentido.

Este artículo busca acompañarte en esa búsqueda, integrando la sabiduría de la psicología (especialmente la logoterapia de Viktor Frankl) y la espiritualidad cristiana, sin fórmulas mágicas ni frases vacías. Solo con la certeza de que la esperanza no es evasión, sino anclaje.


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1. El temblor como experiencia humana

La crisis no es una anomalía. Es parte de la vida. Frankl lo decía con claridad: “El sufrimiento deja de ser sufrimiento en el momento en que encuentra sentido.” Pero antes de encontrar sentido, el temblor sacude. Miedo, desorientación, parálisis. Y eso también es humano.

Jesús mismo lo vivió: “Mi alma está triste hasta la muerte” (Mt 26,38). La fe no nos exime del temblor. Nos invita a atravesarlo con sentido.


2. Falsas afirmaciones

Cuando todo tiembla, buscamos afirmarnos en lo que conocemos. Pero muchas veces elegimos mal:

  • En el control (que se escapa).

  • En la imagen (que se quiebra).

  • En el éxito (que no consuela).

  • En el ruido (que no responde).

Henri Nouwen lo decía con ternura: “La vida espiritual comienza en el reconocimiento de nuestra vulnerabilidad.” Afirmarse no es endurecerse. Es reconocer dónde está la roca verdadera.


3. La roca firme

En la tradición cristiana, la roca no es una idea. Es una persona. “Tú eres mi roca y mi baluarte” (Sal 18,3). Jesús es la roca que no se quiebra, incluso cuando todo lo demás se desmorona.

La esperanza cristiana no es optimismo ingenuo. Es una certeza que se apoya en el amor de Dios, incluso cuando no vemos el horizonte.

La carta a los Hebreos lo dice con fuerza: “Tenemos esta esperanza como ancla del alma, firme y segura” (Hb 6,19).


4. Afirmarse no es endurecerse

La firmeza interior no es rigidez. Es apertura. Es poder temblar sin romperse. Es saber que el dolor no tiene la última palabra.

Frankl hablaba de la “voluntad de sentido” como fuerza interior que permite resistir. La espiritualidad cristiana lo llama esperanza, y se cultiva en la oración, en la comunidad, en los gestos pequeños que sostienen.


5. Prácticas para afirmarse en medio del temblor

  • Autoconocimiento emocional: reconocer lo que siento sin juzgarme.

  • Oración sincera: no para pedir que todo se arregle, sino para no estar solo.

  • Gestos concretos: escribir, caminar, compartir, respirar.

  • Comunidad: no aislarse. Buscar compañía que no juzgue.

  • Testimonios: leer o escuchar historias que encienden la esperanza.


Cuando todo tiembla, no busques no temblar.

Busca dónde afirmarte. En lo que permanece. En lo que da sentido. En lo que no depende del éxito ni del control.

PsicoPax te acompaña en esta búsqueda.

No con respuestas cerradas, sino con preguntas que abren.

Porque la esperanza no es evasión. Es ancla.

 
 
 

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