ORACIÓN Contra las represalias del poder del mal
- rccrecreo
- 6 jul
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En la oración cristiana, especialmente en momentos de lucha espiritual, invocamos con fe la Sangre Preciosísima de Cristo como signo de redención, protección y victoria. Esta devoción no es superstición ni magia: es una expresión profunda de nuestra confianza en el poder salvador del sacrificio de Jesús.
Como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2853), la súplica “líbranos del mal” en el Padre Nuestro reconoce que el mal existe y que solo Dios puede liberarnos plenamente. El Papa Francisco ha recordado que esta oración es filial, no infantil: no niega el sufrimiento, pero lo enfrenta con la certeza de que Cristo ya ha vencido al maligno en la cruz.
La Sangre de Cristo es, como decía San Juan Pablo II, “fuente de salvación para el mundo” y “prenda de vida eterna”. Al invocarla, no huimos del combate espiritual, sino que lo enfrentamos revestidos de la gracia, sabiendo que nada podrá separarnos del amor de Dios (cf. Rom 8,39).
Esta oración es un acto de fe, de humildad y de confianza. Nos recuerda que la victoria sobre las tinieblas no es nuestra, sino de Cristo, y que en su Nombre hay poder, paz y libertad.

ORACIÓN
Padre Celestial, que escuchas la súplica del agobiado, cúbreme con la Sangre Preciosísima de Tu Hijo Jesucristo. Que ella penetre en mi familia, mis relaciones y mi hogar; en mi trabajo, los alimentos que consumo, mis recursos económicos y amigos, pues ella es sello indeleble del amor trinitario.
Cubre, Padre Misericordioso, con la Sangre de Tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor, el aire, la tierra y el mar, y que Tu Palabra nos recuerde en todo momento: «Y lo vencieron por medio de la sangre del Cordero».
En el santo Nombre de Jesús, rompe todo poder de las tinieblas que me ha enredado y ha atrapado mis afectos. Que el Nombre de Jesús destruya las redes de Satanás tendidas contra quienes fuimos sellados con el Agua Bautismal. Que me libre y nos libre de todos los poderes de las tinieblas que atacan con furia.
En el santo Nombre de Jesús, destruye y anula, Padre Celestial, todas las maldiciones, pactos e iniciaciones de Satanás y sus agentes. Destruye cualquier hechizo, encantamiento, maldición, pacto y manipulación de cualquier espíritu maligno.
Padre, que el poderoso Nombre de Jesús, sea escudo de amor ante los dardos inflamados de todos los demonios que Satanás ha asignado para atacarnos espiritual o físicamente.
Que en la hora del descanso, sea el Santísimo Nombre de Tu Hijo Jesucristo, el que ate y expulse a los demonios que nos atacan a través de los sueños.
Creo que escuchas y defiendes con amor misericordioso y envías Tu Ejército Celestial en auxilio de que lo implora; Creo que aún en las pruebas nada podrá separarme de Tu Amor y que la paz reina cuando el santo Nombre de Tu Hijo es proclamado.
Padre nuestro…
+ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
R. Amén.
Oración en base a texto de "Catholic Handbook of Prayers for Spiritual Liberation & Exorcisms" del padre Winston Cabading
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