Enseñar es fecundar
- rccrecreo

- 8 sept
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Tomás tiene 11 años. En el encuentro de catequesis, no participa mucho.
Escucha, pero parece lejos.
Al final, se acerca a su catequista y le pregunta en voz baja:
—¿Dios me puede querer si no entiendo casi nada?
Ella lo mira con ternura, sin apuro, y le responde:
—Dios no espera que entiendas todo desde el principio. Su Amor por vos es fiel, no te abandona y te espera siempre.
Tomás no dice nada más, pero se queda un rato en silencio.
Ese momento no fue una clase: fue un encuentro. Y esa respuesta, más que una explicación, fue una semilla.

Enseñar como obra de misericordia espiritual
La enseñanza no es solo transmisión de saberes. Es acto de comunión. El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que las obras de misericordia espirituales son acciones caritativas que responden a las necesidades del alma (CIC 2447). Y la ignorancia no es carencia: es apertura. Enseñar al que no sabe es sembrar luz sin deslumbrar, es formar sin dominar, es acompañar sin apurar.
Jesús, maestro que forma desde el amor
Jesús enseñó con parábolas, con gestos, con silencios. No exigía comprensión inmediata, sino disponibilidad. Cuando los discípulos no entendían, no los corregía con dureza: les explicaba de nuevo. Cuando la gente se confundía, no los juzgaba: les hablaba en su lenguaje.
San Juan Pablo II decía:
“La enseñanza cristiana no es imposición, sino propuesta de sentido.”
Enseñar como Jesús es formar desde la ternura, no desde el poder.
Padres del Desierto: enseñar desde la humildad
Abba Isaías decía:
“El que enseña debe ser más humilde que el que aprende.”
Y Abba Doroteo enseñaba:
“No enseñes para mostrar lo que sabes, sino para ayudar al otro a crecer.”
Para los Padres del Desierto, enseñar era acto de servicio, no de superioridad. Era acompañar procesos, no imponer verdades. Era sembrar sin exigir cosecha.
Enseñar en tiempos de ruido
Hoy, enseñar se ha vuelto difícil. Hay exceso de información, pero falta de formación. Muchos saben cosas, pero pocos comprenden el sentido. En este contexto, enseñar al que no sabe es gesto profético. Es resistir la superficialidad, es ofrecer profundidad, es formar desde el amor.
Rosa tiene 78 años. No da clases, no escribe libros, no dirige grupos. Pero cada tarde, cuando sus nietos llegan, les cuenta historias de la Biblia. No les exige que crean, solo que escuchen. Uno de ellos, ya adolescente, le dice: —Abuela, cuando vos hablás, siento que Dios está cerca. Rosa no enseña desde el saber, sino desde el amor. Y eso, muchas veces, forma más que cualquier manual.
Obstáculos para enseñar fecundamente
La soberbia que impone.
La impaciencia que apura.
El juicio que humilla.
El perfeccionismo que exige.
La tibieza que esquiva.
San Miguel, como custodio del discernimiento, nos ayuda a romper estos lazos y a liberar nuestra palabra para que forme sin herir.
¿Cómo vivir esta obra de misericordia?
Enseña desde la humildad.
Escucha antes de explicar.
No impongas: ofrece caminos.
Usa ejemplos más que definiciones.
Ora antes de enseñar.
Forma desde el amor, no desde el saber.
Enseñar en la vida pastoral
En la catequesis, en la liturgia, en la vida comunitaria, enseñar es servicio de comunión. No se trata de repetir contenidos, sino de formar corazones. No se trata de corregir errores, sino de acompañar búsquedas. No se trata de dominar, sino de fecundar procesos.
Cuando la enseñanza se vuelve oración
A veces no sabemos cómo enseñar. Entonces, oramos por quienes necesitan aprender. Y esa intercesión silenciosa se vuelve enseñanza invisible, presencia que forma, ternura que fecunda.
Conclusión: enseñar como gesto de esperanza
Enseñar al que no sabe es una obra de misericordia que transforma. No se trata de dar respuestas, sino de abrir caminos. No se trata de mostrar saberes, sino de acompañar procesos. No se trata de corregir, sino de formar desde el amor.
Que esta jornada de la Cuaresma de San Miguel nos enseñe a enseñar como Jesús: con gestos, con parábolas, con silencios. Y que San Miguel nos custodie para que nuestra palabra sea luz, y nuestra enseñanza, camino de esperanza.



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