top of page

Sanar el exceso: entre el hambre del alma y el desorden del deseo

La gula no es solo exceso de comida: es compulsión, búsqueda de placer inmediato, consumo que no sacia. Desde la psicología, se entiende como una respuesta desordenada a carencias afectivas, a vacíos no nombrados, a emociones no reguladas. Desde la espiritualidad, es una distorsión del deseo: en vez de buscar lo eterno, se busca lo inmediato.


ree

Tips para enfrentarla:

  • Reconocer el impulso sin juzgarlo.

  • Identificar qué emoción lo activa: ansiedad, tristeza, vacío.

  • Reemplazar el acto compulsivo por una acción contemplativa: oración breve, respiración, pausa.

  • Pedir ayuda pastoral o terapéutica si el patrón se repite.

  • Reeducar el deseo con gratitud: saborear lo simple, agradecer lo suficiente.


San Benito lo enseña con claridad:

“El que domina sus deseos, vive en paz.”

Y el P. Henri Nouwen lo complementa:

“La sobriedad es espacio para que Dios habite.”

La oración, la templanza, el acompañamiento espiritual y el trabajo psicológico pueden ayudar a transformar la gula en comunión. No se trata de reprimir el deseo, sino de ordenarlo para que fecunde.


San Juan Pablo II:

Sobriedad como camino de libertad interior

En su catequesis del 2 de septiembre de 1998, Juan Pablo II enseñó que el Espíritu Santo es fuente de verdadera libertad, y que esta libertad se realiza cuando el hombre se adhiere a la voluntad del Padre:

“Cristo crucificado revela el significado auténtico de la libertad, lo vive plenamente en el don total de sí y llama a los discípulos a tomar parte en su misma libertad.”  

La sobriedad, en este marco, no es solo moderación: es libertad interior que permite elegir lo que nutre, lo que edifica, lo que está en comunión con el proyecto de Dios.


Papa Francisco:

Sobriedad como estilo de vida evangélico

En múltiples ocasiones, Francisco ha vinculado la sobriedad con la justicia, la comunión y la ecología integral. En Laudato Si’, por ejemplo, afirma:

“La sobriedad, vivida con libertad y conciencia, es liberadora.”   Laudato Si’, n. 223

Y en su catequesis sobre los Salmos, recordó que San Juan Pablo II comenzaba cada día con la oración litúrgica, como forma de ordenar el corazón antes de enfrentar los caminos de la vida.

Para Francisco, la sobriedad no es solo una virtud personal, sino una respuesta comunitaria al exceso, al consumo desmedido, a la cultura del descarte.


En la tradición monástica

San Benito, cuya sabiduría ilumina tu jornada, enseñaba que la templanza es madre de la libertad. En la Regla, propone un estilo de vida donde el cuerpo y el alma estén en armonía, y donde el deseo no gobierne, sino sirva.

“El que domina sus deseos, vive en paz.”

¿Cómo integrar estas enseñanzas?


  • En la oración: pedir la gracia de elegir lo que nutre, no lo que seduce.

  • En la vida cotidiana: practicar la sobriedad como forma de comunión, no de privación.

  • En la pastoral: acompañar procesos de sanación del deseo, del impulso, del consumo desordenado.


®PiedrasVivas

 
 
 

Comentarios


© 2021 by Comunidad Piedras Vivas. Proudly created with Wix.com

  • Twitter Classic
  • c-facebook
bottom of page